El tren de Rosalía. Historia del primer ferrocarril gallego
24,00 €Tomás Cavanna Benet
Prólogo:
Suso de Toro
224 pp . 20 x 19 cms.
ISBN: 978-84-18567-36-0
Impreso en Papel FSC Amigo de los Bosques
La increíble y sinuosa historia de la llegada del primer ferrocarril a Galicia en 1873
Cuando el 15 de septiembre de 1873 arrancó, desde la estación Cornes (Conxo) –al sur de Santiago de Compostela– el primer ferrocarril de Galicia, el vapor que la locomotora iba dejando a su paso, camino de Carril, parecía ir dibujando, en el aire, la increíble y tortuosa historia, llena de contratiempos, que se cuenta con todo detalle en esta obra, El tren de Rosalía (Alvarellos Editora-Consorcio de Santiago), del periodista Tomás Cavanna Benet, prologada por el escritor y Premio Nacional de Narrativa, Suso de Toro.
Una peripecia digna de un verdadero guion cinematográfico. Con final feliz, sí, incluida la gran fiesta de inauguración de aquel lunes de hace 150 años, pero que arrastró, en cada curva de la vía, todos los posibles problemas que uno se pueda imaginar…
CONVERTIR SANTIAGO DE COMPOSTELA EN «PUERTO DE MAR»
La idea de convertir Santiago en «puerto de mar» había surgido dos décadas antes, en 1859, cuando ya los trenes circulaban por ejemplo por Barcelona, Madrid, Zaragoza, Alicante o Irún. En Galicia, el contexto económico era muy adverso y precisamente por esta razón, el tren vendría —digámoslo en términos ferroviarios—a cambiar la aguja del país, a traer riqueza. Así lo pensaron los primeros actores de aquella hazaña: como el republicano José Sánchez Villamarín o el prestigioso geógrafo Domingo Fontán.
Pero todo serían dificultades en su sueño: falta de recursos (el fantasma de la quiebra planeó continuamente sobre el proyecto), errores de cálculo en la previsión de costes e, incluso, los grandes rentistas asustaban con bulos afirmando que el paso del tren dejaría a las vacas sin leche.
ROSALÍA DE CASTRO Y EL FERROCARRIL
Esta es pues la increíble historia de El tren de Rosalía. De Rosalía porque la gran poeta vivió sus años finales al pie de la estación de Padrón, y porque sus restos mortales realizaron en él su último viaje en 1891, como bien relata en el prólogo Suso de Toro.
Tomás Cavanna es un profundo conocedor de la historia que aquí nos relata con la agilidad y el dato preciso del periodista sagaz. Su crónica, además, está ilustrada con más de 130 imágenes y documentos muy desconocidos.
Digamos pues, como el autor en sus primeras palabras: «Lectores, ¡al tren!».